1. He cambiado de “identidad” varias veces en mi vida.
Por circunstancias familiares, mis nombres, literalmente han cambiado constantemente. Y si te los contara, te reirías porque es un nombre eterno. 🙂
Si pudiera, y no fuera tanta complicación de trámites, también cambiaría oficialmente, para quedarme con el Becky. Originalmente me pusieron Rebeca y nunca he sentido ninguna identificación con ese nombre.
2. Me encanta ayudar a la gente.
Desde hace muchísimo tiempo, incluso antes de terminar mi carrera, las personas (incluso gente que no conozco bien), se acercan a mí y me cuentan sus temas más íntimos.
Ejerciendo mi profesión como Psicóloga, fue el medio perfecto para poner en práctica ese deseo mío.
3. No solamente me gusta ayudarles, sino que he descubierto, y también me he regalado esta consciencia, que soy sumamente buena en ello.
La gente en general, siente que cuando habla conmigo, una especie de magia sucede; y les doy como ellos lo nombran “en el momento perfecto, en el punto exacto”.
Considero ser un canal, para transmitir esos mensajes que el Universo tiene para cada uno de esos seres que me permiten acompañar su camino.
4. A lo largo de mi propio proceso de transformación, de la experiencia profesional y sobre todo, de la personal, he desarrollado muchos de los dones que antes pensaba que no existían en mí, porque tiene uno la costumbre de minimizar lo que nos hace excepcionales y/o ni siquiera darnos cuenta de que lo somos.
5. Gracias a todo lo que he vivido, estoy más que nunca conectada con mi intuición, y al seguir alineada con mi propósito de vida, que es: sembrar semillas de consciencia; descubro cada vez más, mi propia magia y, con ello, apoyo a que aquellos que me eligen para guiar esa transformación, también logren activarla en propias vidas y, resplandecemos todos mucho más.